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rafaelrr

AGUA CON GAS



UNA BOTELLA DE AGUA CON GAS

 

La noche comenzaba a ocultarse de un lado, mientras el sol comenzaba a brillar a la otra orilla. Descanso bajo las sábanas y reposo sobre la almohada y consciencia del nuevo despertar. Agitación de inquietudes, caminos de alterne y curvas en vertiginoso ascenso. El inicio del uno, el otro que se postraba.

En el silencio las sombras se dibujaban sobre su propia silueta. Sueños perfilados. Bocetos y manchas carentes de formas predeterminadas. Capricho del antojo del propio destino. Quietud y alboroto. Sol emergiendo de la luna que sumergía su figura en el soterrado horizonte ya caduco. Ojos encriptadas en miradas difusas. Luces sombreadas por pinceladas nuevas mezcladas con las antiguas.

Pasos firmes de proclamado descanso. Un sendero regado de pisadas sobre un lienzo salpicado por la incertidumbre y el ritmo acelerado de palpitaciones dilatadas en la sien del pensante.

Espalda erguida yuxta viga de cimientos y banco de hormigón armado. Ojos perdidos en la oscuridad de las gafas de cristal ahumado. Remanso de reflexiones tamizadas por las redes de lo ya experimentado, vivido y padecido. Mensajes de graffiti sobre los muros, de otras vidas que buscan la suya. Muestra a Sinatra, sin voz. A Amdstrong, sin trompeta. El sonido del ladrido de los perros, liberados de sus cadenas en el vespertino matinal, facilita escapar de los dibujos de las nubes para posar los pies sobre la tierra.

Las sábanas pronto esperanzan, y la almohada se mueve sobre su cabeza que busca el refresco de una ducha. Un dormitorio, con un conejo de trapo y bote de cristal conservando la esencia del perfume a frambuesa.

Un refresco caliente de cola y unos hielos que se derriten en un vaso, mientras los rayos del astro acaricia la sombrilla. Se le despierta una sonrisa, nada más verle. Después de intuirle. Franja de anchas bandas blancas, extendidas para alfombrar su paso detenido. Los brazos se le cruzan a la altura del torso que viste una camisa oscura. Color: marrón, uno de sus preferidos. Quieto, observa como una mirada le observa y piensa que la sonrisa es objeto de mufla.  Sin saber que es por su llegada y por cómo se para. Por como se cruza de brazos y queda parado.

Los pasos se le aproxima y los otros, pronto, llega para recibirlo. Son dos. Dos cuerpos, que se funden en abrazo y en beso.

Ahora está iniciado el camino. Ahora depende del trecho, depende de lo dicho. Si se dice algo cuando se calla y si se sabe escuchar los silencios. Si basta con una mirada o el conejo de la suerte te da una patada. Ya dos vidas están cruzadas. Ahora falta por saber si merecen estar unidas, que no atadas. Si  la libertad de una pasa por liberar a la otra o que ambas ligaduras escriben la misma palabra con mayúsculas. Queda ahora abierto un nuevo sendero; el de responder preguntas que no se formulan y ofrecer explicaciones, sin demandarlas. El de la confianza plena el la palabra ajena, hasta cuando se calla. El de ahogar falsas esperanzas y promesas rotas en un vaso de limonada y ver, cuando queda vacío, que sólo falta con llenarla.