Era la madrugada. La noche bien entrada. Y el neón resplandeciente de rosa chicle perpetraba su entrada por la ventana. Decorando las paredes de sus resplandecientes focos. Se encendia, se apagaba, así dibujaba una cortina de luz sobre toda la habitación. Él entraba en el dormitorio, con sólo una toalla blanca atada a la cintura y dejando a la perturbadora perversión entrever su muslo izquierdo. Su mirada era lasciba, como sus humedecidos labios, bañados constantemente por una lengua que no cesaba en mojarlos. Justo en el centro de su trabajado torso, se anclaba estratégicamente un lunar. El abdomen se mostraba rígido, duro, delicado,...desapareciendo con ostentación en el comienzo de los únicos vellos que había dejado malevolamente en todo su cuerpo, después de una sesión depilatoria. La toalla blanca insinuaba lo ocultado y situado en su entrepierna. Algo que se agitaba en el interior... una, dos, tres veces... y volvía a agitarse... la toalla, coleteaba. Su gran mano acarició su pecho. Su gran mano bajó hacia el turbulento abdominal. Su gran mano alcanzó el único bello de su cuerpo, con sus dedos dibujando la fina hilera que bajaba desde justo donde termina el hombligo. Sus manos, se situaron a cada costal de la cintura. Moviéndose con suavidad hasta el mismo centro de la toalla... los dedos se deslizaron con suavidad y tremendo castigo visual, por el interior. Ese movimiento incesante, pero lento... provocó el deslizamiento de cuanto le cubría... En ese instante su miembro viril se alzó de sobresalto, hasta golpear su vientre. Como a camara lenta, lenta... muy lenta... pudo golpearle tres o cuatro veces... Con un pie en el suelo y una rodilla sobre la cama, se reclinó... abanzaba lentamnte hasta mi mirada, hasta mis labios, hasta mi aliento... Así sentí como el suyo llegaba a acariciar mi cara. Su mirada torno perversa, lasciba... respiró profundo y logró arrancarme la respiración. Petrificado, quedé petrificado. Antes estaba reclinado sobre la almohada. Ya no podía. Estaba tumbado, con los ojos cerrados, el corazón palpitando y abierto de piernas. Mi cintura fue tomada por sus robustas rodillas, entre sus piernas. Me sentí atrapado, prisionero... pero sin ánimo, ni pretensión de escapar. Con ambas manos tomó mi cuello, cerciorándose que no respiraba.Y apretó... apretó... pero ya hacía tiempo que dejé de respirar. se reclinó sobre mi cuerpo, hasta sentir en mi abdomen el suyo.Mientrás seguía apretando mi cuello. La temperatura de nuestros cuerpos comenzó a elevarse magistralmente... Sintiendo su respiración cada vez mas cerca a la mía...más cerca, y más... Sentí emhudecer mis labios resecos. Sentí como mis labios cedian paso a su lengua que profundizaba en mi garganta... Estaba exhauto... casi a punto de perder el conocimiento... cuando... justo en ese momento.... justo en el momento en el que mi mente se me nublaba... sentí cómo una tremenda bocanada de aire me penetraba. Sentí como el beso profundo e intenso me estaba haciendo recobrar la consciencia.... sentí cómo mis pulmones se llenaban de los suyos... sentí como comenzaban a estar mas llenos que nunca lo habían estado en toda mi puta vida. Quizás sólo se hubiese tratado de un sólo segundo, pero me pareció que resultase ser toda mi vida. Mi vida en un segundo, mi vida en un aliento, mi vida en un beso, mi vida en un "TE QUIERO". |
